Eso depende de si lo que no te gustó fue el sistema de combate, la ambientación, la complejidad de las estadísticas, la peculiar narrativa, las muertes continuas o que la vaselina te la vendan aparte.
Este juego es mucho más rápido que el resto de Souls (ya no puedes parar los golpes, solo esquivarlos, aunque si te golpean puedes recuperar vida si atacas rapido), el sistema de estadísticas es más sencillo y la historia, aunque sigue narrandose a través de los objetos que consigues, tiene un lore menos extenso y se entiende con más facilidad. Sin embargo, sigue siendo un Souls. Y eso implica un combate exigente, enemigos que reaccionan de forma independiente a los demás, errores que se pagan caros y morir una y otra vez hasta que entiendas que si las diez anteriores no han funcionado es mejor replantearse la situación. El castigo físico funciona como método de enseñanza.
Aunque una cosa te digo, no vas a encontrar mayor satisfacción en ningún otro juego actual cuando lo termines.